Hoy en día cada vez se encuentra más normalizada la psicología en nuestras vidas, pero a nivel personal cuándo ir a terapia es un tema más complejo.
`Normalmente, con nuestros amigos no nos cuesta trabajo detectar cuándo deberían ir al psicólogo, pero con uno mismo es otra historia.
Uno de los principales motivos por los que acuden a terapia suele ser la tan conocida amiga de todos como ANSIEDAD. Cuando la ansiedad, que de vez en cuando no nos viene nada mal (ya hablaremos de ella detenidamente en otro post), nos devora es cuando acuden para aprender a llevarse bien con ella.
La prima de la ansiedad que a veces se hace pasar por ella, o viene a la vez, o compite con ella es la DEPRESIÓN. A veces viene tan sola que ahoga y paraliza el resto de las emociones con su tristeza, de forma que no sentimos nada que nos haga estar bien.
Otro perfil es el de las parejas que vienen al borde del precipicio del divorcio con el fin de no naufragar. Otras veces una vez ha estallado la batalla vienen los soldados intentando entender qué sucedió.
Los temas principales que nos visitan en la consulta son acerca de las relaciones que mantenemos con personas (sentimentales, familiares, amistad o laboral) y con las situaciones que conllevan miedos que enfrentar.
Luego tenemos otra gran mayoría de personas que acuden a terapia para mejorar. Sobreviven, pero se han olvidado de vivir una vida que les guste o de ellas mismas, de cómo quererse y tratarse bien, de establecer límites sanos o cómo resolver ciertos conflictos.
¿Cuándo hay realmente que a cudir a terapia?
Para nosotras el momento de acudir es cuando de verdad te lo planteas. Cuando valoras esta opción quizás hay algo que revisar y si por ti mismo no ha sido suficiente, pedir ayuda profesional es el acto más valiente.
Es el momento de acudir cuando notas que la vida se te atraganta, cuando las cosas que antes eran fáciles ahora son difíciles, cuando te notas tan bloqueado que no puedes rendir, cuando sientes enfermedades en tu cuerpo o síntomas que el médico te ha dicho que puede ser estrés.
Cuando estás, pero no estás bien.
Si llevas mucho tiempo teniendo la sensación de estar subiendo una eterna cuesta o cuando hace mucho tiempo que no tomas una decisión por ti mismo/a.
Finalmente Cuando se amontonan pensamientos y emociones, cuando de golpe un día te preguntas cómo has llegado hasta aquí.
Quizás este sea tu momento.
Interesante, gracias.